UN HOMBRE QUE PIDE EN EL METRO

Hace unos meses que veo siempre al mismo hombre pidiendo, un día y otro. No forma parte de todo este elenco de nuevos pobres que van pidiendo ahora. - A poco que pases una hora en el metro pueden pedirte unas cinco personas, dependiendo del día. - Este hombre no, este hombre pide desde hace años, yo le he visto muchas veces, y no le olvido de una vez a otra, por que me cae bien. Porque es un señor enjuto y mayor, que pide recitando versos. Alguna vez le he dado limosna, incluso una vez le pregunté de quien eran los versos que recitó. La gente que pide en el metro, obviamente, tiene un pasado, y ese hombre, como yo, debió pasar mucho tiempo entre versos de otros. Ahora los porta entre viajeros a veces egoístas, indolentes, o pobres que ya no nos podemos permitir ni una limosna para el prójimo. Una vez, quise hablarle, quise hacerle sentir bien, le pregunté por la autoría del poema, cuando me dio las gracias por la triste y pequeña moneda le contesté: “a ti” y me di cuenta, que cuando cojo el teléfono en el trabajo a los clientes, siempre hablo de usted. Y es que yo también soy parte del sistema capitalista, en el cual por mucho respeto que te inspire alguien, no le hablas con la fórmula común de respeto, si sabes que no le puedes vender nada.

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