CAUSAS PERDIDAS
A Juan José Núñez, que creo me quiere convertir. Sin ninguna duda el teléfono lo había cogido la de ellos que más amaba las causas perdidas. Dio las gracias por la llamada y colgó. Consciente de que tenía toda la atención de sus compañeros, amantes de las causas perdidas como ella, dijo directamente: - Ganamos, nos dieron la razón. El silencio fue el que se genera en torno al que va a morir, cuando ya se sabe será la última vez que respira. No eran capaces ni de llorar del dolor que se atenaza en sus pechos. Entonces uno de ellos se dio cuenta que era él el que debía actuar, ya que de todos, era el que más añoraba ganar de vez en cuando. - Tengo un amigo en una organización de los que aman algo más las causas factibles. Puedo llamarle y que se haga cargo él de esto. Las lágrimas ¡por fin! en uno de los compañeros, que contestó. - Te va a mandar a la mierda. - No, por que a ellos sí les gusta ganar, no siempre defienden causas perdidas. No son perseguidores acérrimos de la ut