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Mostrando entradas de abril, 2019

LA GENTE INTELIGENTE

En cuanto no tenía ocupadas las manos le veías con la mano derecha arrascándose una y otra vez en el antebrazo izquierdo. Tenía esa costumbre desde hacía tantos años que lo que no era una herida era costra y lo que no era costra era cicatriz. Incluso, a veces en invierno, la sangre le calaba la camiseta. Una vez le pregunté por esa dañina costumbre y contestó. - Pues me han dicho que tener este tipo de heridas es de gente inteligente.