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Mostrando entradas de junio, 2020

1984

Aproveché el confinamiento para releer 1984, y resulta que fue una experiencia única, volver a leer un libro que leí al final de la adolescencia, y volver a recorrer su oscuridad con ojos adultos. Resulta que esta vez, no pensé que yo sería nunca un miembro del partido, si no que me identifiqué como una prole, obviamente ese es el lugar que siempre me correspondió. Me encantaría decirle a George Orwell que los proles no somos el futuro, que somos tanta parte del sistema como los miembros del partido. Me gustaría decirle a George Orwell que nos han colado el bien pensar muy bien, lo llaman pensamientos positivo. Estaría bien poder decirle que éramos más manipulables si nos daban continuamente cosas más o menos bonitas que duran poco y tienen poco significado. Molaría poder explicarles que nos darían un terruño yermo y así nos dirían "defiende el sistema, tienes algo que perder" Sería maravilloso explicarle como mucha gente utiliza su libro para hacernos sentir libres, en

LA VIDA

He estado mirando las redes sociales de otros autores desconocidos como yo. He pensado que estaría gracioso comprar el libro de uno, acabarlo, luego el de otro, y que a su vez ellos compraran el mío, entonces yo ganara dinero vendiendo el libro, y que pudiera ser el mismo que gasto comprando el de los demás - cosa imposible pues en el autor no repercute nada más que una pequeña cantidad  -  pero vamos  a obviar lo obvio. Vamos a hacer el cálculo como si eso fuera posible. Ingreso  100€ en libros, pero como he comprado el libro a 5 amiguetes de las redes sociales he gastado lo que he ganado. Me ha hecho gracia, lo iba a convertir en un relato, pero me he dado cuenta de otra cosa. A lo mejor eso es la vida. Plantar tantas patatas como patatas vas a comer, plantar tantos árboles (y conseguir que crezcan) como oxígeno neceistes, dar tanto cariño como cariño necesitas para que tu vida tenga sentido, divertir tanto como te divierten, etc. Y la verdad es que me he sentido en deuda con la na

MIS ENEMIGOS

Sé que no hay gran cosa que pueda aportar sobre este tema. Hay miles de frases de las que se comparten en las redes sociales sobre lo importantes que son los enemigos, sobre lo triste que debe ser no tenerlos... El caso es que yo tenía una enemiga. Una persona que no paraba de ver en las redes sociales y que yo, fiel, la seguía en todas ellas, increíble cuánto tiempo me podía llegar a quitar leerla, pero me encantaba y fascinaba. Todo lo que decía y escribía me parecía o ridículo, o risible, o peor aún, manida sucesión de tópicos gastados, rancios y pueriles ya. Me hacía pensar y despertaba en mí miles de sentimientos, por ejemplo, si para otros mis cuentos y reflexiones serían igual de ridículas, y bueno, claro, para mucha gente lo serán. Por otro lado me preocupaba, pues tenía muchos seguidores, y la gente la contestaba y la escribía comentarios, en los que estaban de acuerdo con ella... así que pensaba que los tópicos son fáciles de repetir, pero el caso es que ella se creía una

LA SACRÍLEGA MUSA

Que alguna diosa bendiga a la sacrílega musa que me inspira, me secuestra y me posee - en el sentido que un demonio lo haría - ella sabe que soy yo de ella, no ella mía. Ella que me lleva a prosas delirantes y me niega la poesía, que aparece con sus alas desplegadas y me arrastra a mundos de los que no quiero salir. Que alguna diosa bendiga sus alas, las alas que me clava y me impone. Ella, que me podría abandonar cuando quisiera y yo iría suplicando tras ella a través del calor y el frío, creo. Pero ella no necesita perseguirme, ella no necesita ir tras de mí, ella siempre sabe donde la espero. Y que alguna diosa me asista cuando mi musa se canse de mi falta de talento, y me abandone y sea la diosa la que pida a la musa, que no abandone a la mortal.