NEGOCIAR CON EL DEMONIO

Ella pensó en los horribles tormentos que el demonio guarda para sus almas. Lo sabía, lo pensó, sólo que un infierno de dolor le parecía menos que ver morir a su hijo por no poder pagar el tratamiento médico.
Desechó en todo momento la posibilidad de que en la eternidad del infierno los ángeles caídos pudieran idear una tortura peor que la que ella vivía en ese momento.
Así que decidió pactar con el maligno. Le ofrecía su alma a cambio de ser una de esas personas ricas que pueden salvar a sus hijos del sufrimiento y la enfermedad con dinero.
Pero el demonio no quiso su alma.
Si la hacía rica con dinero lo que tendría sería el alma de otro rico más, y de esas tenía muchas, él lo que quería el alma de algún pobre.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

LA SACRÍLEGA MUSA

MIS ENEMIGOS