ENTONCES LLORÓ

El hombre que de pronto lloraba, en un bar, sin ningún motivo, intentaba comprender la razón de su llanto. Miraba a los lados, a ver, si por algún casual había visto a alguien enfermo, triste, desalentado, si algún símbolo que le hubiera acompañado en su adolescencia, le hubiera recordado que ya por delante sólo le quedaba la decadencia. No encontró nada.
Muy atento siguió intentando saber qué le había provocado un llanto tan espontáneo. Mientras intentaba mantenerlo, le aportaba una melancolía mágica a su tristeza, aparentemente crónica desde hacía unos años.
Hasta que las lágrimas cesaron, e inquieto, se volvió sobre sí mismo. ¿Qué había cambiado?
La música, una canción, una canción de hacía muchos muchos años, le había trasportado a una época más feliz, más digna, en la que hasta el sol parecía brillar más fuerte. Esa canción, se había saltado el recuerdo, las explicaciones, y había ido directamente a la raíz de las emociones, y le hizo llorar.
Se quedó un rato más allí, se acabó el café, y se fue.

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