EL ESCRITOR CUYA GLORIA LLEGÓ TARDE

El escritor cuya gloria llegó tarde, miró tiernamente al admirador, que se acercó a su caseta en la Feria del Libro, y esperó la larga cola, para que le firmara un ejemplar. El joven le dijo:
- Don Braulio ¿Por qué no escribe usted más libros? - El joven, con toda la vida por delante, y la imaginación intacta, no podía entender el motivo que impulsaba al señor mayor, a conformarse con un sólo éxito. Su imaginación, que le permitía sacar personajes, como el mago que saca conejos de la chistera, no podía, sin embargo, imaginar, que podía impedir a alguien seguir inventando más allá de una idea.
- Es que verá - el señor Braulio decidió hablar al joven con el máximo de los respetos - yo, lo que escribí fue mi vida, y sólo tengo esta.


Y es que no es mi caso, pero a veces un escritor no escribe voluntariamente, si no por que puede dar testimonio de algo, que quizá nadie más pueda, y pasa a ser su entera responsabilidad dar fe de lo que sucedió, o está sucediendo. No es una decisión libre del autor, si no una obligación, para con las generaciones futuras que ya no podrán saber de esas personas, pues ya no existirán. Si no surge alguien a tiempo que de fe de que aquello sucedió, como tantos otros fenómenos en el devenir de la Historia, desaparecerá sin rastro.
La Historia se manipula, se pervierte, la manejan los vencedores de cada conflicto, mientras asisten impotentes a la permanencia de las palabras de los escritores, imposibles de manipular. Por eso es tan importante la labor del escritor, sobretodo cuando tiene algo que contar.

Comentarios

  1. Me gusta. Esa reflexión podría haberla hecho el mismo Braulio. Puedes usar su nombre.

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  2. Siempre me encanta leerte,sigue así!

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