ESCRITOR FRACASADO

El escritor fracasado se sentó frente al ordenador, y empezó a escribir. Por fin, tenía en su mente el relato perfecto, y justo. Conocía los hechos, los podría narrar con naturalidad, y conocía perfectamente al personaje sobre el que hablaría. Esta vez, nadie le diría que su relato le recordaba a este o a aquél. Ya, al final de su vida, tenía el argumento original, sobre el que nadie había escrito, por lo menos, con tanta veracidad.
Escribiría sobre cómo era llevar toda la vida escribiendo y fracasar, no al final, si no haber estado toda la vida cayendo una y otra vez en los mismos errores. Era un tema sobre el que ningún escritor famoso había escrito. Pues obviamente no era compatible.
Así, daba por bueno todo, y se sentía feliz frente a su triste obra. Esa obra lo justificaba todo, lo arreglaba todo.