POR UNA CAMISETA

Dedicada a Marga, que me trae la inspiración, que despierta en mí la certeza de que soy humana.

Este artículo no responde a una investigación real, pero estaría bien hacerla. Respondería a "¿necesitamos todo lo que tenemos?" seguro que sobre este tema ya ha habido miles de investigaciones, a mis oídos han llegado las conclusiones de varias de ellas. Todas concluyen que tenemos más que lo que necesitamos.
Esta fiebre por tener es mucho más perniciosa de lo que parece a simple vista. Además de que es totalmente antiecológica, y con esto ya se justifica todo, sin embargo, y aún teniendo en cuenta el peso de este argumento, hay otros efectos perniciosos del consumo.
Por ejemplo tener más libros que los necesarios no lleva a llenar la casa de estanterías (este es mi caso) que agobian el espacio, y generan que siempre quiera una casa más grande, cuando a lo mejor la solución es donar los libros.
Pero el consumo que más noto, que más perniciosamente percibo y que más claro me queda, es el de la ropa.
Hace cuatro años cuando inicié esta espiral de desempleo, paro, tener ingresos, luego no tener ingresos, tuve que empezar a gastar menos dinero, y dejé drásticamente de comprar ropa. He comprado algo más, pero muy poco.
El caso, es, que aún así, salvo algún vaquero que se ha desgastado, y un abrigo que se deshiló (no sé si será la expresión correcta) la ropa no se ha estropeado, sigue siendo perfectamente usable. Y detrás del uso desmedido de ropa hay una dinámica de explotación, a nosotros/as como consumidoras/es y a aquellos, que nos la hacen llegar, y la manufacturan. Esas personas tan lejanas que están siendo explotadas con la crueldad de la que todos/as somos conscientes, no están sufriendo para producir comida, traernos el calor de la energía, lograr un medicamento que cure enfermedades. No. Esas personas son explotadas por algo tan frívolo y estúpido como que tengamos cinco u ocho jerséis.
La explotación nunca es justificable, nunca es justa. Por cada ser explotado la humanidad debería detenerse en un suspiro, y nada más en la tierra debería volver a ponerse en marcha hasta que eso quede resuelto.
Sé que en esto casi nadie me daría la razón. Pero por lo menos llamar la atención, poner el acento en el sufrimiento innecesario de esas personas. Trabajamos, y perdemos ese tiempo de estar con amigos, familiares, leer, ver buenas películas, etc. para comprar trozos de tela cosida que no necesitamos. Pero hay algo peor detrás. Colaboramos en la explotación de gente, construimos mecanismos de defensa que nos alejen del dolor de sabernos culpables, sólo por tener un armario saturado de ropa suficiente como para ir vestida de forma diferente todos los días durante un mes.

Comentarios

  1. ¡Muchas gracias, Ligeia! Nuestros granitos de arena van dando frutos :) Muy buen artículo, pienso igual. Besitos, Marga

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