EL DERECHO A LA TRISTEZA

Hay un derecho a la tristeza, no lo recoge la Constitución ni el Código Civil, ni ninguna otra ley, pues es obvio. La pena ajena nos ha dado las mejores canciones, los mejores cuadros, poemas, e incluso alguna novela. Y es que la tristeza lleva a la atracción, que ejercen sobre nosotros los perdedores, con su romanticismo, y esto nos lleva a esa melancolía; que no sabré nunca si es piedad o es alegría porque no somos nosotros los que hemos sufrido lo que ha resultado convertirse en arte.
El caso, es que con menos talento, hoy, yo, estaba triste, tengo derecho. A lo mejor no a escribirlo aquí. A lo mejor me cierran la cuenta con la siguiente comunicación: "No podemos permitir que la tristeza transcienda los muros de internet, donde todo es felicidad, debemos cerrar su blog si sigue poniendo cosas tristes"
Así, yo, con mi pena, buscaba a quien molestar, hasta que esa persona me diera esas frases que animan, despiertan un poco de ánimo positivo, o, por lo menos entretienen hasta que se pasa el disgusto. Con esta intención he entrado en una red social.
Allí una amiga, una compañera en la lucha, cada una a nuestra manera, había compartido una noticia, de algo que sucede en un país lejano, para arrancarme la tristeza de lo relativo y "cargarme" con la de lo real.

Comentarios

  1. que puede un decir, sin saber , si puede uno decidir caminar acompañados.
    saludos.

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  2. Muchas gracias por tu comentario Alfonso. Es mucho mejor caminar acompañados. No me cabe duda.

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